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Adri

Seremos c ompletamente libres ,si nos determinamos a no consentir mas ante el pecado.

Seremos c ompletamente libres ,si nos determinamos a no consentir  mas ante  el pecado.
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viernes, 24 de mayo de 2013

Adoración, alabanza y acción de gracias al Misterio santo de la Trinidad de Dios

Prov. 8, 22-31; Sal. 8; Rom. 5, 1-5; Jn. 16, 12-15
‘Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!’, repetíamos en el salmo. ‘Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?’ Sí, contemplemos las maravillas que hizo el Señor pero cantemos al mismo tiempo nuestra mejor alabanza a su santo nombre.
‘¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?’ Nos sentimos pequeños, nos sentimos sobrecogidos ante el poder y la grandeza del Señor, su inmensidad que todo lo llena y su sabiduría, cuando contemplamos la gloria del Señor. No terminamos de alabar lo suficiente la gloria del Señor. Hemos de detenernos a contemplar su gloria admirando sus maravillas. Decimos que somos creyentes pero no terminamos de reconocerle. Es el Señor; es el Dios todopoderoso creador de todas las cosas que todo lo llena con su inmensidad. Es el Señor, nuestro Dios que nos llena, nos envuelve y nos inunda con su presencia. ¡Con qué intensidad tiene que ser nuestra alabanza!
Pero ahí está la maravilla, es un Dios que nos ama y derrama su amor sobre toda la creación; un Dios que nos ama y nos inunda con su amor. Un Dios que a pesar de su inmensidad y su grandeza no lo contemplamos alejado de nosotros allá en la lejanía de los cielos, como sentado en su trono de gloria, sino que podemos sentirlo junto a nosotros, más aún podemos sentirlo dentro de nosotros porque en nosotros quiere poner su morada, convirtiéndonos en templo y morada de Dios. ¿No hay ahí motivos suficientes para que con toda nuestra vida y en todo momento cantemos nuestra acción de gracias al Señor?
Hoy contemplamos de manera especial y celebramos todo el misterio de Dios. Estamos celebrando el misterio de Dios en su Santísima Trinidad que solo podemos conocerlo y reconocerlo porque El así nos lo ha revelado. Una fiesta y una celebración muy especial que celebramos en este domingo primero después de haber concluido el recorrido de la Pascua. Y es que a través de todo el misterio pascual que hemos celebrado hemos ido contemplando todo ese misterio de amor de Dios que se nos revela.
Hoy es el domingo de la Santísima Trinidad. Damos gracias y damos gloria ‘a Dios Padre, todopoderoso y eterno que con su único Hijo y el Espíritu Santo es un solo Dios, un solo Señor, no una sola persona, sino tres personas en una sola naturaleza’, como confesamos en el Credo y cantamos en el Prefacio de nuestra Acción de gracias. ‘En verdad es justo y necesario darte gracias, siempre y en todo lugar’.
Lo creemos como lo confesamos en el Credo porque así quiso Dios revelársenos; damos gracias porque así ha querido hacernos partícipes de ese misterio de Dios, pero al mismo tiempo nos postramos para adorar este Misterio santo de Dios. Doblamos nuestras rodillas y nos postramos desde lo más hondo del corazón, porque con toda nuestra vida queremos adorar a Dios reconociéndolo como el único Dios y Señor de nuestra vida y queremos para siempre cantar su gloria. ‘Confesamos nuestra fe en la Trinidad santa y eterna y en su unidad indivisible’ pero nos postramos en adoración y en alabanza para cantar con todas nuestras fuerzas la gloria del Señor.
Todo honor y toda gloria a Dios uno y trino; todo honor y toda gloria a Dios Padre todopoderoso por Jesucristo, en Jesucristo y con Jesucristo en la unidad del Espíritu Santo. Así llegaremos al momento cumbre de nuestra celebración donde queremos hacer la más hermosa ofrenda de nuestra vida para la gloria y el honor del Señor por toda la eternidad.
Vivamos ese momento de nuestra Eucaristía con toda intensidad. Démosle hondo sentido a cada una de las oraciones y a cada uno de los momentos de nuestra celebración. Que porque cada vez que celebramos la Eucaristía repitamos las mismas palabras, no bajemos la intensidad y la vida que ponemos en ellas para alabar de todo corazón al Señor.
No es momento hoy para hacernos grandes reflexiones ni para ponernos a hacer explicaciones teológicas del misterio de Dios. Serían otros los momentos para la catequesis y para esa reflexión que nos ayude a conocer más y más nuestra fe, a profundizar en su conocimiento y reflexión para que podamos llegar a dar profunda razón de nuestra fe y nuestra esperanza. El año de la fe que estamos celebrando tendría que motivarnos a querer hacer esa profundización y reflexión y podría ser un buen compromiso de la celebración de este día.
Ahora es momento para el reconocimiento y la adoración; es momento para la alabanza y la acción de gracias; es el momento de proclamar bien alta nuestra fe que nos convierte en testigos en medio de nuestros hermanos; es el momento de la celebración, una celebración es cierto que nos lleve a la vida y al compromiso de vida.
Pero no nos podemos cansar de alabar y bendecir al Señor, de darle gracias y de postrarnos ante Dios en adoración. Convertimos demasiadas veces nuestras celebraciones en unos listados de peticiones al Señor como quien viene a despechar con el que puede resolverle sus muchos problemas, pero no llegamos a expresarle todo lo que es nuestro amor con nuestras palabras y nuestros cánticos de bendición y de alabanza.
Que todas las criaturas alaben a su Señor; con los ángeles y con los arcángeles, y con todos los coros celestiales queremos cantar el cántico que eternamente se escucha en el cielo con el que se proclama la Santidad de Dios. Estamos celebrando la acción de gracias de toda la creación. Los cielos y la tierra proclaman la gloria del Creador, la gloria del Señor.
Estamos celebrando en esta liturgia de la tierra los que aun caminamos en medio de este mundo la mejor acción de gracias que podemos ofrecer desde nuestra vida, desde nuestra fe y desde nuestro amor, uniéndonos a la liturgia del cielo con la esperanza de que un día podamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de la gloria del Señor, cuando podamos contemplar cara a cara a Dios y cantar eternamente sus alabanzas.

Que con toda nuestra vida y siempre cantemos la gloria del Señor. Que podamos decir con todo sentido y desde lo más profundo de nuestro corazón: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

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Pidamos la humildad

Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

McNulty, Obispo de Paterson, N.J.

Tumba del Santo Padre Pio.

Tumba del Santo Padre Pio.
Alli rece por todos uds. Giovani Rotondo julio 2011

Rueguen por nosotros

Padre Celestial me abandono en tus manos. Soy feliz.


Cristo ten piedad de nosotros.

Mientras tengamos vida en la tierra estaremos a tiempo de reparar todos los errores y pecados que cometimos. No dejemos para mañana . Hoy podemos acercarnos a un sacerdote y reconciliarnos con Dios,

Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia dijo Jesus

Jesucristo Te adoramos por todos aquellos que no lo hacen . Amen

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