“No existen formulas simples y eficaces, excepto en las Evangelios, donde las palabras ya no son de hombre, sino de Dios. Y, con toda su transparente sencillez, las palabras de Cristo, palabras de salvación, siguen siendo profundamente misteriosas, como todo lo que procede de Dios. Así, si bien está absolutamente claro que somos llamados a “ser perfectos”, y si bien sabemos que la perfección consiste en “guardar los mandamientos” (de Cristo), sobre todo su “nuevo mandamiento de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado”, con todo, cada uno tiene que labrarse su salvación en el temor, temblando en el misterio y en la desconcertante confusión de su propia vida individual. Haciéndolo así, todos salimos ganando un nuevo “modo”, una nueva “santidad” que es privativa de cada uno, porque cada uno de nosotros tiene una vocación peculiar de reproducir la semejanza con Cristo de una manera que no es idéntica a la de cualquier otra persona, ya que nunca dos personas son del todo iguales”.
7- “Los santos no están contentos de ser santos porque su santidad los hace admirables para los demás, sino porque el don de la santidad les permite admirar a todos los demás. Los dota de una vista capaz de hallar el bien en los más terribles criminales. Los libra de la carga de juzgar al prójimo, de condenar a otros hombres”.Thomas Merton
Thomas Merton.