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Se alegra el alma al saber que tu estas aqui, en nuestra casa de paz

Amigo de mi alma tengo un gran deseo en mi corazon Amar a Dios por todos aquellos que no lo hacen hoy. ¿Me ayudas con tus aportes de amor cada vez que entres aqui? dejanos tu palabra de bien, tu gesto amoroso hacia Dios y los hermanos.

Seamos santos. Dios nos quiere santos

Adri

Seremos c ompletamente libres ,si nos determinamos a no consentir mas ante el pecado.

Seremos c ompletamente libres ,si nos determinamos a no consentir  mas ante  el pecado.
Determinemonos en el deseo de llegar a ser santos.

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viernes, 2 de julio de 2010


Isaías, 66, 10-14;
Sal. 65;
Gál. 6, 14-18;
Lc. 10, 1-12.17-20

La palabra proclamada comienza haciéndonos una invitación a la alegría y a la fiesta con el profeta Isaías, ‘festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría…’ y termina invitándonos también Jesús en el evangelio 'estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo’.
Invitación a la alegría porque el Señor va a derramar su paz sobre su pueblo, ‘como un río, como torrentes en crecida’, y sentirán el consuelo del Señor, ‘así os consolaré yo y en Jerusalén seréis consolados’.
Pero ese es también el mensaje que Jesús confía a sus discípulos, la paz en el anuncio del Reino de Dios. ‘Designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos a donde pensaba ir El… Poneos en camino… cuando entréis en una casa, decid primero: paz a esta casa… curad a los enfermos que haya y decid: está cerca de vosotros el Reino de Dios’.
‘Poneos en camino…’, nos sigue diciendo a nosotros hoy. Y no nos oculta las dificultades, ‘como ovejas en medio de lobos… y si no os reciben bien…’ Ponernos para anunciar el Reino de Dios que está cerca de nosotros. ¿Encontraremos quien nos haga oposición y luche contra nosotros? ¿Será escuchado el mensaje o será rechazado? De una cosa sí estaremos seguros y es que es necesario hacer ese anuncio hoy en el mundo que vivimos.
Cuántas veces hablamos de la crisis, de la mala situación que estamos pasando en todos los sentidos. Creo que tenemos que saber hacer una lectura de fe de todo lo que sucede. Porque en el fondo de todo esa situación de nuestro mundo puede haber una llamada del Señor para nosotros los que creemos en El y un mensaje que tenemos que saber trasmitir. Son cosas que suceden en nuestro mundo y a ello tenemos que saber dar una respuesta desde esa fe que tenemos en Jesús y desde la misión que El nos confía.
Hablamos de la crisis, porque está en boca de todos, y pensamos en la economía como pensamos en la pobreza que va creciendo más y mas a nuestro alrededor, sin olvidar la más grave situación de pobreza, miseria y hambre que viven tantos pueblos de nuestro mundo con tantas desigualdades en unos países y otros y tantos millones de personas que mueren de hambre. Porque no podemos ser tan ciegos que nos quedemos sólo mirando lo que nos pasa a nosotros.
Pero la crisis no está sólo en ese aspecto tan pecuniario y económico; cuánta violencia de la que oímos hablar todos los días y no vamos a hacer listados; cuánta falta de valores y principios que guíen nuestro actuar de una forma ética y con sentido profundo; cuánta indiferencia en lo religioso y cuánta confusión, aunque el hambre de lo espiritual algunas veces se trate de saciar sin saber bien dónde. Y así podíamos pensar en muchas más cosas.
Por eso nos dice Jesús que la tarea no es fácil y que además hacen falta muchos obreros para esa mies que puede ser tan abundante y donde tenemos tanto que hacer. Nos pide que ‘roguemos al dueño de la mies para que envíe obreros a su mies’. Pero ahí nos envía Jesús a llevar su mensaje de paz, el mensaje del Reino de Dios que comienza precisamente por ahí, por ese anuncio de paz, por esa construcción de la paz. Y es un mundo nuevo el que tenemos que hacer, un hombre nuevo, una criatura nueva. No nos podemos cruzar de brazos.
‘Poneos en camino… curad a los enfermos que haya y decir: está cerca de vosotros el Reino de Dios’, nos dice el Señor. ‘Así os consolaré yo…’ nos decía el profeta. Tenemos que anunciar la paz, tenemos que curar y consolar. Cuántas heridas que sanar en el corazón del hombre. Cuántos corazones atormentados, cuánto sufrimiento, cuánto dolor… cuántas personas que necesitan una palabra de aliento, una palabra de consuelo; cuánta esperanza tenemos que suscitar en que es posible un mundo nuevo, un hombre nuevo. Pero es también curar los corazones egoístas y encerrados en sí mismos para despertar solidaridad en todos y afán de justicia para que entre todos sepamos colaborar para hacer eso nuevo que tenemos que construir. Llevamos la misericordia del Señor; anunciamos la Palabra de Dios que es Palabra de vida y de salvación para todo hombre.
Todo eso se tiene que traducir en gestos de amor, de cercanía; en gestos pequeños y humildes pero que despierten la fe y la esperanza. Por eso nos dirá que no nos preocupemos de llevar talegas, alforjas o sandalias. Porque lo importante es esa disponibilidad y esa generosidad de nuestro corazón para realizar la tarea que el Señor nos encomienda. Porque es importante que sepamos buscar lo que verdaderamente es importante, lo que son los verdaderos valores con los que tenemos que hacer que nuestro mundo sea mejor. Para que desterremos el egoísmo, para que dejemos de pensar tanto sólo en nosotros mismos, para que se entierren para siempre los gestos, las palabras, los gritos de violencia. Para que florezca la solidaridad y el amor para que todos nos empeñemos en hacer ese mundo nuevo.
Como decía el salmo ‘venid a escuchar: os contaré lo que el Señor ha hecho conmigo’. Es lo que nosotros queremos vivir en el día a día de nuestra vida. Es lo que vamos logrando poniendo esos pequeños granos de arena de cosas buenas cada día. Es el testimonio que entonces tenemos que dar; la experiencia de lo que nosotros vivimos tiene que hablar, porque no son sólo palabras sino el testimonio de nuestra vida lo que necesita escuchar nuestro mundo para que lleguen a mirar y a escuchar al Señor.
‘Yo haré derivar hacia ella como un río la paz…’ nos decía el profeta. Y cuando los discípulos volvieron contentos por lo que habían realizado en el nombre de Jesús, les dice: ‘estad contentos porque vuestros nombres están inscritos en el cielo’. Despierta también el Señor en nosotros la esperanza y nos invita a la alegría por ese Reino de Dios que anunciamos. ‘Vuestra recompensa será grande en los cielos’, nos dijo cuando las bienaventuranzas.

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Pidamos la humildad

Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

McNulty, Obispo de Paterson, N.J.

Tumba del Santo Padre Pio.

Tumba del Santo Padre Pio.
Alli rece por todos uds. Giovani Rotondo julio 2011

Rueguen por nosotros

Padre Celestial me abandono en tus manos. Soy feliz.


Cristo ten piedad de nosotros.

Mientras tengamos vida en la tierra estaremos a tiempo de reparar todos los errores y pecados que cometimos. No dejemos para mañana . Hoy podemos acercarnos a un sacerdote y reconciliarnos con Dios,

Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia dijo Jesus

Jesucristo Te adoramos por todos aquellos que no lo hacen . Amen

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